Desde hace ya muchos años, la Navidad empieza en Noviembre. Los polvorones, turrones y mazapanes llenan las estanterías de los supermercados, un mes antes y otro después de que las fiestan tengan lugar.
Puede que sea porque necesitamos el espíritu navideño en nuestras vidas un poco más de 10 días y la solución es alargar esa fiesta, que es parte de nuestras existencias ahora, como lo fue de la de nuestros padres, abuelos y mucho antes aún.
Esta festividad es, sin lugar a dudas, la más plagada de tradiciones de todo el año. Siempre ha sido así, pero ¿son los hábitos que cumples hoy a rajatabla los mismos que hace 100, 200 o 500 años?
No! Y hoy vamos a hablar justo de eso: de cómo empezó todo. ¿Preparado para un viaje en el tiempo?
La primera Navidad
Una mujer embarazada, un hombre con barba, una mula, un buey, un pesebre y mucho frío.
Súmale la estrella, los tres Reyes Magos y listo!
Así comienza todo, solo que no es ahí donde el cuento vio la luz.
La primera Navidad no se llamaba así. No había bebé resguardado del frío, ni ángeles, ni coro celestial. Ni siquiera existía la fe cristiana que dio voz a esta celebración.
Lo que sí existía era el solsticio de invierno, el día más corto del año. La inclinación de la tierra marcaba en sus orígenes una fiesta global que después se consideró pagana.
Para los celtas, esta época se llamaba Yule (rueda) y duraba 13 días durante los que celebraban la muerte y la resurrección del sol. ¿Cómo? Honrando a sus dioses para que les permitieran ver el nacimiento del Rey Roble, el Rey Sol, el Donador de vida.
Para que así fuera, iban de casa en casa regalando a vecinos y amigos clavos (especia), decoraban sus hogares con un árbol espolvoreado de harina, que acababa ardiendo en el fuego durante todos los días que duraba la celebración, y nunca faltaban la hiedra, el acebo y el muérdago.
¿Te suena algo de esto?
Muchas de las tradiciones celtas han llegado hasta nuestros días, como lo han hecho las romanas que se iniciaron en la Saturnalia. Atento, a ver si encuentras algún parecido con tu Navidad actual.
Los romanos festejaban el comienzo de la luz invirtiendo sus posiciones. Durante 7 días los amos se convertían en siervos y los esclavos en amos. Había comida, música, disfraces y el día 25 festejaban el Sol Natalis (nacimiento del sol).
6 días después llegaba la Sigillaria, momento en el que, en honor a Saturno, se entregaban regalos, encendían velas, adornaban sus casas de verde y colgaban figuras en los árboles.
Por cierto, si te preguntas cuál era el menú en la antigua Roma quizás te sorprenda saber que solían comer una torta circular con un haba en su interior.
¿Te resulta familiar?
Un millón de tradiciones
Cada país, cada ciudad y pueblo e incluso cada casa tiene sus particulares tradiciones navideñas.
Unos siempre comen cordero, otros colocan el Belén en día 7 de Diciembre y hay casas donde jamás falta la corona adornando la puerta de entrada.
Por curiosas que te parezcan algunas de las cosas que te cuentan tus amigos, lo cierto es que no hay tradición casera que no tenga su origen en la historia.
A veces en Euskadi, otras en España y muchas más, lejos de nuestras fronteras.
Los zapatosen la República Checa
Si alguna de tus amigas solteras te cuenta que, antes de salir de casa en nochevieja, lanzará un zapato por encima de su hombro derecho, es porque ha escuchado esta tradición.
No está muy claro de dónde proviene, pero se realiza los días antes de que comience el año nuevo para saber si esos 365 días nos traerán un matrimonio. Si el zapato cae con la punta hacia la puerta, habrá boda. Si es el tacón el que apunta hacia la salida, te toca repetirlo en 2023.
Los niños islandeses tienen regalos durante 13 días
Los jólasveinarnir, además de tener un nombre impronunciable, son figuras de duendecillos que cuenta la leyenda islandesa bajan hasta las ventanas durante los 13 días previos a la navidad, para dejar regalos en los zapatos de los niños buenos y patatas en aquellos de los que se han portado mal.
Nada de escobas en Noruega
Debido a la reminiscencia del paganismo, las leyendas noruegas cuentan que la navidad es la mejor época del año para que las brujas y los seres malignos escapen de sus escondites.
Por eso, guardan sus escobas antes de irse a la cama, para que ninguna bruja la robe y pueda escapar.
Cerca de casa
Comprar el calendario de Adviento, llevar ropa interior roja, esperar al Olentzero, comer 12 uvas,…
¿Te has preguntado alguna vez de dónde vienen estas costumbres?
El calendario de Adviento nos llegó de Alemania hace ya dos siglos. En aquella época no escondía productos de belleza, ni millones de calorías golosas. Solo velas.
En 1902 se imprimió en Hamburgo el primero con forma de reloj de Navidad, en 1950 ya contaba con sus clásicas ventanitas y 8 años después los niños descubrieron tras ellas las primeras chocolatinas.
No habría Nochevieja con bragas rojas si no fuese porque en la Edad Media ese color se vinculaba a la brujería y estaba prohibido. Sin embargo, para la cultura popular era símbolo de vida y buena suerte por lo que querían celebrar la llegada del sol vestidos de ese color, sin enfrentarse a la pena de usarlo. ¿Solución? Llevarlo donde nadie lo viera… Voilá!
Eso sí, en aquella época por mucho calzón rojo que se pusieran lo que nunca hacían era comer 12 uvas para acabar el año. ¿Por qué?
Seguramente porque es una tradición que se originó en España en el 1909. Hay quien habla de un excedente de esta fruta al que había que dar salida y otros que fue una burla a la nobleza madrileña que acostumbraba a cenarlas en Nochevieja.
ABK: La mezcla perfecta entre tradición e innovación
Si hasta una fiesta tan antigua como la Navidad ha evolucionado y se ha adaptado a nuevas personas, nuevas ideas y tiempos modernos, ¿cómo no íbamos a hacerlo nosotros?
Nos encanta la tradición que marca nuestra esencia: la unión de los pequeños comerciantes, las charlas en las tiendas de barrio que llevan siglos amenizando la vida, los escaparates en nuestras ciudades…
Mantener esa piedra angular sobre la que surgimos es fundamental para nosotros, pero el crecimiento está en la evolución. Y esa es la clave.
En ABK hemos realizado muchas actividades durante este año 2022 y todas ellas han tenido un único objetivo: ayudar al comercio de Barakaldo a innovar, crecer en visibilidad, en ventas, en seguridad y hacerlo desde la tradición.
En esta época donde prima la familia y los encuentros, miramos alrededor y vemos la maravillosa familia que hemos creado.
Una en la que valoramos la tradición, el esfuerzo y la unión. Y una también en la que luchamos siempre por vivir en la novedad que siga atrayendo a la juventud, en la digitalización que globalice los comercios y en las acciones que suman!
Muchas palabras, ¿verdad? Pues aún tenemos más hechos!!
Durante este 2022 hemos organizado y colaborado en todas estas actividades:
Y estamos deseando que suenen las 12 campanadas porque ya tenemos la palabra que va a definir nuestro 2023: ACCIÓN!